martes, mayo 14, 2024
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Gritería y cantos a la Purísima: la celebración religiosa más importante de Nicaragua

La gritería es una festividad nicaragüense en honor a la Purísima e Inmaculada Concepción de María surgida a fines del siglo XVIII. Esta fiesta religiosa nacional se celebra en todos los pueblos y ciudades de Nicaragua (y en los lugares donde la colonia nicaragüense es importante como en Estados Unidos, y Costa Rica) teniendo especial relevancia en las ciudades de León, donde se originó, Granada y El Viejo, sede de la venerada imagen de «La Virgen de la Concepción del Trono» o «Virgen del Trono» o «La Niña Blanca».

Se celebra la noche del 7 de diciembre, víspera de la fiesta católica de la Inmaculada Concepción de María, devotos recorren las calles y visitan diferentes altares erigidos en honor a la Virgen María, en templos y casas particulares, realizando rezos, cánticos y quemando pólvora (cohetes y juegos pirotécnicos) a la vez que se grita «¿Quien causa tanta alegría?» y se responde «¡La Concepción de María!». Los habitantes de las casas reciben a los devotos con un «brindis», llamado popularmente «la gorra».

Los misioneros españoles, en particular los franciscanos, trajeron a América la devoción por la Virgen María y su Inmaculada Concepción. En este sentido, un documento de 1673 manifiesta que otro escrito de 1626, que había sido quemado, hacia referencia que “en fecha anterior” (sin precisar fecha, pero que ciertos historiadores fijan en 1562), don Pedro Alonso Sánchez de Cepeda y Ahumada, hermano de Santa Teresa de Jesús (fundadora de la Orden de las Carmelitas Descalzas), llegó a Nicaragua, al puerto de El Realejo (debido a que su barco estaba azotado por una tormenta), en el actual departamento de Chinandega con la imagen de la Virgen en su advocación de Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción, y de allí al pueblo de Tezoatega (hoy El Viejo).

Los indígenas de la localidad no querían que se la llevara por lo que don Pedro la dejó allí y se fue del país. Es la Patrona Nacional de Nicaragua.

Su origen

El origen de esta fiesta, en su versión nicaragüense, se remonta al año 1742 y surgió en la iglesia de San Francisco de la ciudad de León. El 8 de diciembre de 1854 el Papa Pío IX promulgó la bula Ineffabilis Deus, en la que expuso y definió como “doctrina revelada por Dios y que todos los fieles deben creer firme y constantemente que la Santísima Virgen María fue preservada de toda mancha del pecado original desde el primer instante de su concepción, por gracia y privilegios únicos que le concedió Dios todopoderoso en previsión de los méritos de Jesucristo, Salvador del género humano” con lo que legitima el culto mariano.

El 7 de diciembre de 1857 monseñor Gordiano Carranza, desde el atrio de la Iglesia de San Felipe (en León), anima al pueblo a visitar casa por casa y a alzar sus propios altares a la vez de rezar, cantar y gritar a la Virgen. De León la fiesta saltó a Masaya, Managua y a Granada y de allí se extendió por todo el país.

Hacia mediados del siglo XVIII apareció una misteriosa caja flotando en las aguas del Lago Cocibolca frente a la ciudad de Granada, las lavanderas querían cogerla pero se alejaba cada vez que querían cogerla por lo que llamaron a los frailes franciscanos del Convento de San Francisco para ver el prodigio y al abrirla encontraron una imagen de la Virgen sosteniendo al niño Jesús, con el rótulo: «La Purísima Concepción para la ciudad de Granada».

Según la tradición llegó por el río San Juan en dirección río arriba (o sea contra la corriente) desde el Castillo de la Inmaculada Concepción, que está en las orillas de ese río, en el actual departamento del mismo nombre.

Según el historiador Omar Lazo, una imagen de la Virgen de la Inmaculada Concepción y dos de la Virgen de la Asunción aparecieron cerca del antiguo muelle de la ciudad de Granada, llegaron dentro de unos cajones de madera impulsados por las olas del Gran Lago de Nicaragua, fueron sacados de las aguas por lavanderas del lugar que dieron parte del hallazgo a los frailes franciscanos.

Cada caja indicaba las ciudades a donde iban dirigidas las imágenes: A Granada, la Virgen de la Asunción; a Juigalpa la Virgen de la Asunción; y a Masaya la imagen de la Virgen de la Concepción.

Formas de celebrar la gritería

Actualmente la gritería se celebra en todo Nicaragua, pero cada lugar le ha dado modalidades diferentes:

En León se baila La gigantona por las calles entre los grupos que van a gritar en las plazas y en los parques. Los altares son famosos y se levantan en el interior de cada hogar.

Los grupos no tienen que cantar los cánticos marianos, basta tan solo que griten a todo pulmón: ¿Quién causa tanta alegría? y después de obtener la respuesta de ¡La Concepción de María! se les da la gorra.

En Granada, por el contrario, los altares son hechos en la calle y se hacen procesiones que van de un altar a otro altar. Cada barrio de esta ciudad hace lo mejor que puede para presentar su altar de la mejor manera.

En las ciudades del norte del país la fiesta reviste un carácter más religioso e íntimo: En Jinotega, además de cantarle a La Virgen al pie de cada altar, los grupos familiares se detienen a rezar y se sirve el agualoja que es una bebida fermentada de maíz.

En Chinandega algunos grupos acompañan con guitarra los cantos de La Purísima y la carretera que une la ciudad de El Viejo con la de Chinandega se ve traficada toda la noche por carros bulliciosos que llevan los grupos a gritar de una a otra ciudad.

En El Viejo también se hace la gritería al mediodía; en la mañana del 6 de diciembre, tras una misa, se hace la Lavada de la plata es decir se lavan los vasos sagrados, platería antigua del tiempo de la colonia y las coronas de la imagen de la Virgen de La Concepción del Trono (Santuario Nacional Mariano de Nuestra Señora La Inmaculada Concepción (Virgen del trono)).

En Managua el derroche de pólvora es mayor que en el resto del país y a las 12 de la noche los juegos pirotécnicos llenan de alegría, de color y de ruido toda la ciudad. Los altares son hechos en los porches y garajes de las casas.

El barrio en el cual es más celebrada la gritería es el barrio Monseñor Lezcano (al oeste de la capital) pues en los días de la novena -28 de noviembre al 6 de diciembre- se hacen procesiones con la imagen de La Virgen en este sector desde 1973, tras el terremoto del 23 de diciembre de 1972.

La gorra

La gorra es el brindis que reciben los devotos y consiste de dulces típicos preparados para la ocasión, tales como: cajetas de coco, de leche, de zapoyol, gofio de pinolillo, leche de burra, huevo chimbo y enchiclado; frutas como limones y naranjas dulces, trozos de caña de azúcar; platillos tipícos como el nacatamal; bebidas tipícas como chicha de maíz, chicha de cohombro, el compuesto (ponche de frutas con una porción de ron); postres típicos como pío quinto, ayote en miel de dulce de caña, atolillo de maíz, arroz con leche.

Desde la década de los 80 del siglo XX, se ha generalizado que la gorra este compuesta por artículos de uso como cajetillas de fósforos, encendedores, lápices de colores, ropa (camisetas) y juguetes a los niños; ó bien, de consumo como arroz, frijol y azúcar.

Durante los años 80 y en la actualidad las instituciones de gobierno, pese a ser un Estado laico según la Constitución Política de Nicaragua, rinden homenaje a la Purísima Concepción de María, construyendo altares sobre la Avenida De Bolívar a Chávez en donde el pueblo de Managua se congrega para admirar los diversos diseños y coloridos de dichos altares.

A esta tradición se opone algún Obispo que la tacha de paganismo, sin embargo la población concurre masivamente a este sector de Managua que poco a poco se recupera después de 40 años del terremoto que asoló ésta capital.

Los cantos a la Purísima

La mayoría de estos himnos son de la época de la colonia: “¡Oh virgen de concepción!”, “Salve virgen bella”, “Adiós reina del cielo”, “Sagrada reina del cielo”, “Pues concebida”, “Salve salve cantando a María”, “Virgencita incomparable”, “Eres tú pastora”, “Dulces himnos” y el “Alabado” (que tiene la música de Toda hermosa), son los cantos más antiguos.

Los más recientes, “Por eso el cristianismo” y “Tu gloria tu gloria” fueron compuestos por el extraordinario músico de Masaya, Alejandro Vega Matus.

El único canto que no es nicaragüense es “Del cielo ha bajado”, que internacionalmente se le conoce como el “Ave de Lourdes”, que alude a las apariciones de la Virgen en Lourdes, Francia en 1858.

Todos estos cantos fueron magistralmente interpretados por el Coro de Elia Orozco, recopilados en un Long Play, con arreglos del maestro Julio Max Blanco, fueron grabados a finales de la década de los cincuenta.

Virgencita incomparable

Tu gloria, Tu gloria

Toda hermosa eres María

Salve Virgen Bella

Salve, Salve

Sale al mundo

Sagrada Reina del Cielo

Pues concebida

Oh Virgen de Concepción

Las tres Ave Marías
Escuchad, Oh tierna madre

Dulces himnos

Ave de Lourdes

Alabado

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