Sus lanzamientos no rondaban las noventa millas, pero los deslizaba magistralmente con una precisión de reloj suizo para dominar a sus oponentes. Julio Moya, el mejor pitcher de la década de los 80 y uno de los mejores de todos los tiempos en el beisbol pinolero, es dueño de uno de los records que perdurará hasta la consumación de los siglos: el 0.14 de efectividad logrado en 1984.
Esa temporada, en la que ayudó al equipo León a conquistar el V Campeonato Nacional de Beisbol Germán Pomares, Moya acaparó la triple corona de pitcheo, con doce victorias, 95 ponches y su mágica efectividad de 0.14 que logró al permitir apenas dos carreras limpias en 128 innings lanzados.
En esa campaña que sumó de forma consecutiva 93.1 innings sin permitir carrera limpia y sólo sufrió dos derrotas, las que se debieron a errores de sus compañeros.
El año anterior había ganado 21 partidos, incluyendo 9 blanqueadas. Las series finales de 1983 y 1984 fueron ganadas por el León, gracias al aporte de Moya que logró cinco victorias y un juego salvado.
Pero su dominio no se limitó a nuestro terruño, en el plano internacional también presentó sus credenciales. Su debut fue en los Juegos Centroamericanos y del Caribe en Medellín en 1978, que se caracterizaron por torturar a los lanzadores con sus estadios de juguetes.
En ese torneo el equipo de Cuba anotó 24 carreras y disparó 9 jonrones contra Puerto Rico… nada extraordinario pensarán ya que se trataba de Cuba… pero fue en un inning!
Moya, quien no era el líder del staff, honor que le tocó a otro inmortal del beisbol pinolero, Porfirio Altamirano, al parecer no se percató de la masacre que significó esa competición para el pitcheo y conquistó tres victorias y una efectividad de 1.89, contribuyendo a que Nicaragua ganará el subcampeonato.
La medalla de plata conseguida por la Selección Nacional de Beisbol en los IX Juegos Panamericanos Caracas 1983, no se hubiera logrado sin Moya. En los Juegos Olímpicos de Los Ángeles en 1984, salvó el honor con aquella dramática victoria 4-3 sobre Canadá.
La primera vez que Nicaragua derrotó a Japón fue en 1984, en el Mundial de Beisbol de Cuba. Y adivinen quien fue el pitcher: Julio Moya, respaldado por un cuadrangular de Julio Medina.
Esa fue la tercera de cuatro victorias de Moya en el torneo, en el cual también derrotó a las Antillas Holandesas, Italia y Puerto Rico, para apoderarse de la corona de triunfos de ese Mundial.
Sergio Lacayo también lanzó para 0.14
En 1969, en el “Tercer Campeonato Interdepartamental de Béisbol Amateur Luis A. Somoza D.”, organizado por Gustavo Fernández, se realizó del 22 de junio al 21 de diciembre.
Este campeonato fue ganado por el equipo Nicaragua Sugar Estates, y Sergio Lacayo se llevó el liderato de efectividad: 0.14.
Lacayo permitió una carrera limpia en 63 entradas, un poco menos de la mitad de innings lanzados por Moya en 1984, para un 0.1429, mientras que el pitcher leonés permitió dos carreras limpias en 128 innings, para un 0.1406, que lo acreditan como el poseedor de la efectividad más baja en la historia del beisbol nacional.
En las Grandes Ligas, la mejor marca de efectividad pertenece a Tim Keefe, de los Troy Trojans, quien en 1880 lanzó para 0.86, al permitir 10 carreras limpias en 105 episodios.
El record de efectividad más bajo en los últimos veinticinco años pertenece al pitcher de los Bravos de Atlanta, Greg Maddux, quien tuvo marca de 1.56, con 35 carreras limpias en 202 entradas.