Imagina estar en el espacio mientras que en tu país ocurre un cambio drástico como lo fue la disolución de la Unión Soviética (URSS) y la formación de 15 países diferentes, que debido a los conflictos no disponen de dinero suficiente para regresarte a la Tierra por más de 300 días. Esto le sucedió a Krikalev, ¡conoce su historia!
Serguéi Krikalev es un ingeniero mecánico y cosmonauta desde el año 1986 (denominación usada para los astronautas rusos) nacido en lo que actualmente es San Petersburgo, en la época en la que existía la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).
El 19 de mayo de 1991, Krikalev fue enviado a una misión en el espacio junto a dos compañeros, su compatriota Anatoli Artsebarski y la británica Helen Sharman, esta última sería la primera mujer astronauta en viajar al espacio sin nacionalidad soviética ni estadounidense.
La misión consistía en llegar al Mir, una estación espacial soviética que orbitaba desde 1986.
Ya en el Mir cada quien cumplió su rutina, el primero en marcharse 7 días después sería Sharman tras cumplir con algunos experimentos médicos y agrarios, por su parte, Artsebarski se iría a una expedición espacial el mes de octubre, sería sustituido por el cosmonauta Aleksandr Volkov que acompañaría a Krikalev hasta el final.
El problema se debería a los conflictos políticos que tuvo la URSS durante 1991, el último año de este Estado tras haber sido formado en 1922. Krikalev debía volver en octubre, pero le tocaría vivir esos sucesos en el espacio, prácticamente desinformado e incomunicado con su familia.
Crisis política y abandono espacial
Esto se debió a que como todo cambio político y social drástico, la separación de la URSS causaría una crisis económica en todos los países que la conformaban, entre ellos Rusia, donde había nacido Krikalev.
Por esta razón, el salario de cosmonauta pasó de ser un sueldo importante y respetado a no alcanzar ni para 1 kilo de carne.
Durante una videollamada con su esposa, Krikalev escuchó cómo ella le decía “Serguéi, el sueldo no nos alcanza para vivir”. Pero Krikalev no podía hacer nada, su país pasaba por un proceso inflacionario en la que la empresa espacial solo tenía dinero para pagarle al personal, pero nada más, en pocas palabras, el Gobierno ruso no disponía de dinero suficiente para traer de vuelta a sus cosmonautas.
Además, el presidente de Kazajistán había aumentado el precio del alquiler de la base espacial donde había despegado y debía aterrizar la nave de Krikalev, lo que dificultaba aún más su regreso.
En un intento desesperado de la empresa, hicieron una alianza publicitaria con Coca-Cola en donde aparecían los dos cosmonautas tomando refresco en el espacio, sin embargo esto no fue suficiente.
Krikalev pasaría cada día en el espacio entrenando con unas cuerdas para mantener sus músculos, dando 17 vueltas diarias a la Tierra –que era lo que recorría la estación espacial- e informándose de la situación de su país a través de radioaficionados.
Krikalev ni su compañero se negaron en algún momento a quedarse en el espacio, sin embargo tampoco lo aceptaron directamente.
Último cosmonauta soviético, primer ruso
Vladimir Polyakov, un excosmonauta le envió una carta a Krikalev explicándole la tensa situación política que transcurría en la URSS, le mencionaba la posibilidad de que hubiera un golpe de estado y cómo la inflación estaba destruyendo la economía sin que algún gobernante buscara una solución.
Poliakov le explicó que había sido complicado haberle enviado unos limones al Mir, pues en ese tiempo solo pocas personas podían darse el “lujo” de comprarlos.
El 25 de diciembre se concretaría la disolución de la URSS luego de la renuncia del presidente Mijaíl Gorbachov y el fin del principal cuerpo gubernamental de la Unión Soviética, transfiriendo todas sus responsabilidades a la Federación de Rusia, por ello, Krikalev y su compañero Volkov serían los últimos cosmonautas soviéticos y los primeros rusos en estar en el espacio.
Llegada de Krikalev a la Tierra
No sería hasta el mes de marzo, debido un préstamo de 28 millones de dólares -otorgado por Alemania a Rusia-, cuando Krikalov y Volkov regresarían a la Tierra en la primera nave tripulada con la bandera rusa.
El 25 de marzo de 1992, 311 días, 20 horas y 1 minutos después, el cosmonauta Serguéi Krikalev volvería a pisar suelo terrestre, durante una transmisión en la que las autoridades rusas taparían con las manos la bandera soviética del uniforme de un Krikalev que aterrizaba desorientado con dificultades para mantenerse de pie sin ayuda.
A su llegada Krikalev viviría cómo su nacionalidad pasó de ser soviética a rusa. El estado donde nació cambiaría de nombre, su sueldo no alcanzaba para comer y su carné del Partido Comunista ya no tenía ningún valor.
El mismo día de su llegada un periodista le preguntaría: “El año pasado te marchaste de la Unión Soviética. Ahora vuelves a Rusia. ¿Cómo te sientes con este cambio tan drástico?”. Pero no hubo ninguna respuesta por parte de Krikalev.