sábado, noviembre 23, 2024

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Victoria histórica: Arabia Saudita ganó 2-1 a Lionel Messi y Argentina en Qatar 2022

No puede ser verdad. Argentina, la invicta en 36 partidos, la campeona de América en el Maracaná, la que bailó a Italia en la Finalíssima, no tiene una idea. No encuentra una variante. No es intensa. No reacciona. 

Messi, su líder, no aparece para rescatar al equipo. No acelera. Se toma la cabeza como en sus peores versiones. Camina al final con dificultad. Tampoco surge ningún otro intérprete con personalidad. Ni siquiera alientan los miles de argentinos que copan las tribunas… No puede ser verdad, pero lo es. Se trata de un papelón histórico. 

Argentina, de rodillas ante la modesta Arabia Saudita (1-2). El sueño Mundial, en el primer paso, empieza a transformarse en una pesadilla.

No hay manera de comprenderlo. Argentina y Messi tuvieron todo para dibujar un inicio con sonrisa, pero lo dilapidaron de un modo brutal.

Hasta le obsequiaron en el arranque del partido un penal-VAR más que mínimo, ultra cuestionable, por un abrazo leve de Abdulhamid Paredes.

Si algún fantasma sobrevolaba dentro de la cabeza de Leo por el penal fallado ante Islandia en el estreno del Mundial de Rusia, bien rápido el 10 lo espantó.

A los 9 minutos, ya Messi se encontraba celebrando su ejecución con sutileza ante el arquero Al Owais, quien antes le había desviado un zurdazo abajo a puro reflejos.

Era su grito 92 con la selección y sumaba su séptimo gol mundialista, superando a Kempes y quedando solo a uno de Maradona Stábile.

Argentina encontraba el escenario ideal para manejar los nervios de varios hombres debutantes en Mundiales. Es más, parecía que en el estadio Lusail se venía un show precoz de goles albicelestes. Y hubo tres en la media hora siguiente, uno de Messi y dos de Lautaro, todos anulados por el VAR.

Arabia Saudita repitió con insistencia el adelantamiento para dejar en offside a los jugadores argentinos, que cayeron en esa trampa en siete ocasiones en el primer tiempo, una vez más que en todo el Mundial de Rusia.

Sucedió porque hubo un instante de demora en quienes asistían y ansiedad en quienes corrían para definir. Además, hubo imprecisiones no habituales en Paredes De Paul.

La sensación, además, era que Argentina regulaba exageradamente, como si sintiera que tenía todo controlado. Pero había solo un gol de diferencia.

Igual nadie imaginaba que en el arranque del segundo tiempo todo, de repente, se derrumbaría. A Messi se la robaron en la mitad del campo y después Al Shehri la cruzó abajo, ante una débil defensa de Cuti Romero.

Enseguida, en pleno desconcierto, con pérdidas de los duelos individuales y floja cobertura de espacios, con Arabia Saudita decidida a ir por más, con Argentina anestesiada y en estado de shock, llegó un derechazo celestial de Aldawsari, a un ángulo, inatajable para Dibu Martínez.

Scaloni movió el equipo con tres cambios: Lisandro Martínez por Cuti Romero, Julián Álvarez por Papu Gómez y Enzo Fernández por Paredes. Luego, Acuña por Tagliafico.

Sin embargo, esas modificaciones no le resolvieron los problemas a Argentina.

No hubo reacción albiceleste. Messi no logró liderar en ese momento negativo, recordando al peor Leo en mundiales. Es más, contó con un tiro libre especial para él y lo tiró muy por encima del travesaño.

Con el 10 desconectado, sin acelerar, ¿lesionado?, nadie se hizo cargo. Apenas Di María dibujó algunos intentos.

Tanta era la confusión que Argentina casi no generó situaciones nítidas para igualar, apenas un cabezazo débil del capitán a las manos del arquero. Pura impotencia. Hasta los miles de hinchas estaban paralizados.

Ahora, el sábado, con México, todo o nada. Parece mentira. Es verdad.

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