En la era de los móviles plegables, con cámaras cada vez más potentes y sofisticados sistemas basados en inteligencia artificial, una nueva contra corriente se abre paso a buen ritmo: la de los móviles ‘tontos’. Sí, los de nuestros padres y los que inauguraron la vida de la telefonía móvil.
Un momento, ¿Quiere esto decir que hay gente que pasa del iPhone y opta por un Nokia o Alcatel sin datos ni, en consecuencia, redes sociales? Exacto, y no forzosamente gente de edad avanzada.
Los conocidos como ‘dumb phones’ son un valor al alza en los mercados, y por usuarios con los siguientes perfiles, a grandes rasgos:
Personas de edad, que prefieren la sencillez, economía y durabilidad de un Nokia o similar para poder llamar a sus familiares y estar localizados (el público objetivo esperado para este producto).
Gente sin recursos o que no quiere dedicarlos a la tiranía de un plan de datos ni un caro teléfono inteligente. Y es que ni te imaginas lo barato que puede resultar un móvil tonto: en Amazon los puedes encontrar por 18 dólares y tarifas muy bajas de conexión. Haz números ahora…
Usuarios hartos de redes y que quieren dedicar su tiempo a otra cosa. Y cada vez hay más. Este perfil de personas no tiene WhatsApp y solo se les puede localizar por SMS o llamada de teléfono; aseguran que viven muy tranquilos y, por lo general, ni se plantean volver a un smartphone.
Google confirma que las búsquedas de móviles ‘tontos’ se disparan
No los verás publicitados, y te costará encontrarlos en los puntos de venta de las grandes operadoras o tiendas de telefonía, pero si los pides a algún empleado, siempre tendrán alguno disponible.
Este tipo de terminales no resulta muy rentable a las operadoras, puesto que no se les puede vincular ningún plan de datos, pero gracias a los más mayores, nunca han terminado de desaparecer del todo.
Pero lejos de desaparecer, como te hemos avanzado, este tipo de dispositivos están resurgiendo con fuerza contra todo pronóstico.
SEMRush confirma que las búsquedas en Google de ‘móviles tontos’ se han disparado un 89% entre 2018 y 2021, lo que nos da una idea del interés que están despertando de nuevo.
Según un informe de Counterpoint Research, las ventas de celulares sin conexión a internet pasaron de 400 millones de unidades en 2019 a 1.000 millones en 2021.
En la misma línea, datos de Statista muestran que mientras la compra de estos dispositivos se ha duplicado en los últimos años, las ventas de smartphones muestran síntomas de estancamiento desde 2016.
Y cada vez son más los jóvenes o usuarios de mediana edad quienes se acercan a las tiendas de telefonía interesándose por este tipo de dispositivos.
¿Es la económica la principal motivación?
No cabe duda de que el dinero pesa mucho en la decisión de dejar un smartphone y optar por un teléfono de estas características: como hemos apuntado antes, la factura mensual lo reflejará claramente disminuyendo a un irrisorio euro de suscripción más el gasto de las llamadas. Y eso por no hablar del coste mismo del terminal.
No es solo el dinero: es la calidad de vida
La cuestión económica es importante, pero no la única. En una sociedad sobresaturada de estímulos, la inmediatez y el consumismo, parece que un sector de la sociedad se quiere alejar de ese atronador ruido y comenzar a disfrutar de cosas tan básicas como un paseo sin interrupciones o contemplar una puesta de sol sin la obligación de subirla a Instagram.
¿Cómo es una vida sin un smartphone?
Quien escribe estas líneas no ha conseguido escaparse del yugo de los móviles inteligentes, pero todos los días hace una pequeña trampa: dejar el iPhone en casa y salir únicamente con el Apple Watch, que cuenta con una eSIM y, por lo tanto, conexión a la red.
La sensación es muy extraña y confieso que, al cerrar la puerta de casa, se siente un poco de ansiedad. ¿Y si me escribe tal o cual? ¿Y si tengo que hacer una foto a algo? El cerebro activa toda clase de triquiñuelas con la intención de que vuelvas a casa a recuperar el móvil como un civil normal. Pero no.
Resistido este primer embiste, la sensación en la calle es de total libertad, pese a que de cuando en cuando sientas la tentación de echar la mano al bolsillo para ver las notificaciones.
Ese es nuestro nivel de esclavitud, unas cadenas por las que pagamos, además una fortuna.
¿Es una moda pasajera?
Como hemos apuntado antes, quienes saborean las mieles de la libertad no vuelven atrás, pero quienes contemplan a estos rebeldes, consideran que, por fuerza, es algo temporal y preguntan: “¿Cuándo te vas a comprar un smartphone? ¿La semana que viene?”.