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Polémica en Hollywood: ¿Rachel Zegler y Gal Gadot se odian en la vida real?

Cuando Disney anunció su remake en acción real de Blancanieves, la expectativa era enorme. La película prometía revivir la magia del clásico de 1937 con un enfoque moderno, efectos visuales impresionantes y un elenco de alto nivel encabezado por Rachel Zegler y Gal Gadot. Sin embargo, lo que se suponía sería una celebración de la nostalgia y la innovación pronto se convirtió en un torbellino de controversias, declaraciones incendiarias y tensiones entre sus protagonistas.

A medida que el estreno se acerca, la historia detrás de cámaras parece digna de un drama shakesperiano, donde los conflictos personales, diferencias ideológicas y estrategias corporativas se entrelazan en una narrativa más compleja de lo que Disney hubiera imaginado.

Un reparto bajo el escrutinio del mundo

Desde el principio, Blancanieves generó opiniones divididas. La elección de Rachel Zegler como la princesa de piel blanca como la nieve fue recibida con críticas de algunos sectores del público, que cuestionaban la decisión de Disney de darle el papel a una actriz de ascendencia colombiana. Zegler, en un intento por defender su papel, avivó la controversia al calificar la versión animada como “anticuada” y asegurar que su Blancanieves no esperaría a ser rescatada por un príncipe.

Por otro lado, Gal Gadot, una actriz con experiencia en franquicias de alto perfil como Wonder Woman, asumió el desafío de interpretar a la Reina Malvada con un enfoque más clásico, alejado de las polémicas que envolvían a su coprotagonista. Sin embargo, lo que comenzó como un contraste en estilos de actuación se convirtió en una relación profesional marcada por la frialdad y la distancia.

Diferencias irreconciliables

Fuentes cercanas a la producción aseguran que Zegler y Gadot nunca lograron desarrollar una amistad en el set. No hubo discusiones abiertas ni enfrentamientos directos, pero la falta de conexión entre ambas actrices era evidente.

“Rachel no tiene nada en común con Gal, quien es madre de cuatro hijos y tiene una visión de la vida completamente diferente”, reveló un informante a People.

Pero más allá de las diferencias personales, lo que realmente separó a las actrices fueron sus posturas políticas. Gadot, nacida en Israel y exsoldado de las Fuerzas de Defensa de Israel, ha sido una voz activa en la defensa de su país y ha exigido la liberación de los rehenes secuestrados por Hamás. En contraste, Zegler ha utilizado sus redes sociales para expresar su apoyo a la causa palestina.

Estas posturas opuestas generaron una tensión palpable en la producción, con cada actriz evitando tocar el tema públicamente, pero manteniendo una distancia prudente fuera del rodaje.

El rodaje de una película maldita

A pesar de la controversia que rodeaba a las protagonistas, el rodaje de Blancanieves avanzó sin problemas técnicos, aunque con un ambiente cargado de incomodidad.

Gal Gadot, con su experiencia en producciones de gran escala, se mantuvo profesional y disciplinada, disfrutando el desafío de dar vida a una villana icónica. Zegler, en cambio, parecía atrapada entre su deseo de representar una Blancanieves moderna y la creciente presión mediática que cuestionaba cada una de sus declaraciones.

Una fuente de la producción aseguró que Gadot nunca tuvo problemas con Rachel, pero dejó claro que tampoco buscó estrechar lazos. “No son amigas. Hicieron su trabajo y eso es todo”, afirmó el informante.

Un estreno sin magia

El estreno mundial de Blancanieves en el El Capitan Theatre de Los Ángeles debía ser un evento grandioso. Sin embargo, Disney optó por una presentación más discreta, con una cobertura mediática restringida.

Rachel Zegler desfiló por la alfombra con un vestido rosa pálido y joyas brillantes, mientras que Gal Gadot llegó después, posando para los fotógrafos con una sonrisa impecable. Sin embargo, el ambiente estaba lejos de ser festivo. La ausencia de Gadot en la premiere europea en España alimentó aún más los rumores de su distanciamiento con Zegler, aunque fuentes cercanas a la actriz aseguraron que su ausencia se debió a compromisos en Nueva York.

La sombra de la controversia

Más allá de las diferencias entre sus protagonistas, Blancanieves se ha visto envuelta en una ola de críticas que ponen en duda el rumbo creativo de Disney.

La película ha sido señalada por alterar elementos fundamentales del clásico original, lo que ha provocado rechazo entre los fanáticos de la versión de 1937. Además, la decisión de Disney de eliminar a los siete enanitos y reemplazarlos con personajes de diversas estaturas y etnias generó polémica, incluso entre figuras de la industria como Peter Dinklage, quien criticó la representación de personas con enanismo en Hollywood.

A esto se suman las declaraciones de Zegler, que han sido interpretadas como un intento de desacreditar la historia original. “No es 1937, ella no será rescatada por el príncipe ni soñará con el amor verdadero. Es una líder y sabe lo que quiere”, afirmó la actriz en una entrevista.

El peso de una franquicia en crisis

La controversia de Blancanieves llega en un momento crítico para Disney. En los últimos años, la compañía ha experimentado una serie de fracasos en taquilla con sus remakes en acción real, como La Sirenita y Pinocho, que no lograron el impacto esperado.

El intento de modernizar los cuentos de hadas ha generado un debate sobre si Disney está perdiendo la esencia de sus clásicos en su afán por adaptar las historias a los tiempos actuales.

Mientras tanto, Rachel Zegler enfrenta el desafío de consolidar su carrera después de su papel en West Side Story, mientras que Gal Gadot sigue adelante con nuevos proyectos, incluyendo su regreso como Wonder Woman en futuras producciones de DC.

¿Un final abierto o un fracaso anunciado?

Disney ha apostado fuerte por Blancanieves, pero las tensiones dentro y fuera del set han generado dudas sobre su éxito. La relación distante entre Zegler y Gadot es solo un reflejo de un problema más profundo: el choque entre la nostalgia y la reinvención, entre la visión clásica y la modernidad.

En un mundo donde el cine se ha convertido en un campo de batalla de ideologías, Blancanieves es más que una simple película: es un espejo de la lucha entre la tradición y la evolución de la industria.

¿Logrará Disney encontrar el equilibrio entre la magia de sus clásicos y la necesidad de adaptarse a nuevas generaciones? ¿O estamos presenciando el fin de una era dorada en el cine infantil?

Lo que es seguro es que, pase lo que pase con Blancanieves, la historia detrás de su producción ya ha dejado una marca imborrable en Hollywood.

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