viernes, noviembre 15, 2024

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Noche de Agüizotes en Masaya

Esta noche se celebra la tradicional y pintoresca procesión de los Agüizotes, que, como es la costumbre, se efectúa el último viernes de octubre.

Al caer la tarde, la ciudad de Masaya es inundada por cientos de personajes fantasmales que, entre música y algarabía, bailan e iluminan las calles del populoso barrio indígena de Monimbó y alrededores con sus velas, antorchas y candiles artesanales, para celebrar la tradicional fiesta.

Decenas de hombres, mujeres y niños, desfilan disfrazados representando los mitos y leyendas nicaragüenses. La Mocuana, La Llorona, La Cegua, El Cadejo, El Padre sin cabeza, La Carreta Nagua, La Chancha Bruja, El Diablo Rojo y El Diablo Negro, entre otros, desfilan por las principales calles de Masaya, a la luz de los candiles y bailando al son de los chicheros.

En esta procesión nocturna los personajes portan los más originales vestuarios y lucen sus mascaras grotescas elaboradas por artesanos locales.

Los protagonistas de los diferentes personajes ancestrales son hombres, mujeres y niños que buscan generar terror entre los visitantes, danzando a manera de ritual al ritmo de bandas filarmónicas, que hacen aún más entretenido este carnaval terrorífico.

El recorrido inicia en la Plaza de la Iglesia de Santa María Magdalena, en el populoso barrio de Monimbó. Se conoce como Agüizotes a espectros no determinados y sin consistencia, que pasan por delante de las personas por la noche como una sombra, un gemido o una voz que los llama.

Se cree que para hacer desaparecer a este tipo de manifestaciones se debe hacer la señal de la cruz con los dedos índices de ambas manos, rezar o ponerse la ropa al revés.

¿Pero, qué representan?

La palabra “Agüizote” proviene del náhuatl, en la que “Agüi” significa agua, y “zote” significa espantos, por lo tanto, “agüizotes” denota espanto cerca del agua.

Para los folcloristas, los personajes míticos de los Agüizotes son de leyendas, pero también de la realidad, porque sus rostros de miedo simbolizan el terror que los españoles provocaban en nuestros ancestros.

Según el folclorólogo e historiador, profesor Eliseo Ramírez, (Q.E.P.D), los Agüizotes “son una representación del terror y el dolor que impusieron los invasores españoles a los pueblos autóctonos”.

“Representan los mitos y leyendas, y son el conjunto de espantos que tuvieron su origen en el proceso del mestizaje. Son creencias y supersticiones muy arraigadas en el pueblo desde tiempos de la colonia”.

Por ignorancia y falta de amor a nuestra cultura y tradiciones, en los últimos años ha sido habitual observar muchos participantes llevan disfraces ajenos a nuestra cultura, como los vampiros y en especial de personajes de terror made in Hollywood.

Drácula, Frankenstein, el Hombre Lobo, Freddy Krueger, Jason Voorhees, de Viernes 13 y hasta Samara Morgan, la chavala charraluda que sale de la pantalla de la tele en la película El Aro, son infiltrados (e indocumentados), en esta expresión cultural nicaragüense.

Según los historiadores locales, desde 1990 se ha desvirtuado esta tradición popular, ya que desconocen su significado y el origen de esta manifestación folclórica, por lo que recomiendan mantener esta tradición, utilizando máscaras artesanales y evitar introducir personajes ajenos a nuestra cultura, como vampiros y monstruos de películas norteamericanas.

Señalan que debemos respetar a nuestros pueblos ancestrales que nos heredaron bellas y riquísimas expresiones culturales, por lo que nos piden no adulterarlas.

Uno de las leyendas más conocidas en nuestro país es La Carreta Nagua. Se dice que se trata de una carreta fantasma que es halada por dos esqueletos de bueyes y conducida por la mismísima Muerte Quirina

No da vuelta en las esquinas, al llegar a una desaparece y luego se le oye caminando sobre la otra calle. Algunos creen que pasa anunciando la próxima muerte de alguien.

Pero existe otras versiones, que son relacionadas al dominio y el terror que impuso la colonia española a nuestros pueblos aborígenes.

Se cree que La Carreta Nagua es un personaje de leyenda que fue introducido por los españoles.

Hay quienes dicen que cuando los españoles querían sacar el oro del país, lo hacían a media noche en carreta haciendo el ruido característico, y los indios no se atrevían a robarle o asaltarla.

Pero la más probable de las versiones puede ser esta: durante la época colonial, obligaban a los indios a trabajar extensas jornadas, por lo que muchos morían en las minas y los cultivos.

Esto provocó que algunos huyeran hacia las montañas vírgenes y los españoles iban con perros a cazarlos, y los traían amarrados con cadenas en las estacas de las carretas.

Por eso, el indio cuando escuchaba la carreta en las montañas, se imaginaba que venía la muerte.

También miles de indios fueron llevados a otros países en carretas, vendidos como esclavos, por lo que la carreta representa el terror para nuestros ancestros.

Halloween: Nada que ver con nuestros agüizotes

Halloween significa «All hallow’s eve», palabra que proviene del inglés antiguo, y que significa «víspera de todos los santos», ya que se refiere a la noche del 31 de octubre, víspera de la Fiesta de Todos los Santos.

Sin embargo, la antigua costumbre anglosajona le ha robado su estricto sentido religioso para celebrar en su lugar la noche del terror, de las brujas y los fantasmas.

Halloween marca un triste retorno al antiguo paganismo, tendencia que se ha propagado también entre los pueblos hispanos.

La celebración del Halloween se inició con los celtas, antiguos pobladores de Europa Oriental, Occidental y parte de Asia Menor. Entre ellos habitaban los druidas, sacerdotes paganos adoradores de los árboles, especialmente del roble.

Ellos creían en la inmortalidad del alma, la cual decían se introducía en otro individuo al abandonar el cuerpo; pero el 31 de octubre volvía a su antiguo hogar a pedir comida a sus moradores, quienes estaban obligados a hacer provisión para ella.

El año céltico concluía en esta fecha que coincide con el otoño, cuya característica principal es la caída de las hojas. Para ellos significaba el fin de la muerte o iniciación de una nueva vida.

Esta enseñanza se propagó a través de los años juntamente con la adoración a su dios el «señor de la muerte», o «Samagin», a quien en este mismo día invocaban para consultarle sobre el futuro, salud, prosperidad, muerte, entre otros.

Cuando los pueblos celtas se cristianizaron, no todos renunciaron a las costumbres paganas. Es decir, la conversión no fue completa.

La coincidencia cronológica de la fiesta pagana con la fiesta cristiana de Todos los Santos y la de los difuntos, que es el día siguiente, hizo que se mezclara.

En vez de recordar los buenos ejemplos de los santos y orar por los antepasados, se llenaban de miedo ante las antiguas supersticiones sobre la muerte y los difuntos.

Algunos inmigrantes irlandeses introdujeron Halloween en los Estados Unidos donde llegó a ser parte del folclor popular.

Se le añadieron diversos elementos paganos tomados de los diferentes grupos de inmigrantes hasta llegar a incluir la creencia en brujas, fantasmas, duendes, drácula y monstruos de toda especie. Desde ahí, se ha propagado por todo el mundo.

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