Jeanne Calment nació en Arles (Francia) en 1875 y murió en la misma localidad francesa en 1997. ¿Estás haciendo las cuentas en tu cabeza? Esta señora vivió 122 años y es la vida más larga de un ser humano jamás registrada con certeza. Jeanne vivió montando en bicicleta hasta los 100 años y dejó de fumar a los 118.
¿Hasta dónde puede llegar la longevidad del ser humano? Aunque más o menos sabemos cuál es la media a la que podemos llegar, es más complejo calcular el límite superior. Sabemos que en algunos lugares hay más personas centenarias que en otros, como Japón o Cerdeña.
Recientemente, un estudio ha propuesto un nuevo límite posible para nuestra duración de la existencia: 150 años (de hecho, hace no mucho os contamos que hay una startup quiere darnos la vida eterna).
Se llama indicador del estado de los organismos dinámicos y es un parámetro que permite calcular la capacidad de un ser humano para mantener la homeostasis, es decir, para resistir el deterioro y permanecer en equilibrio fisiológico.
Para realizar el estudio de modelización, los investigadores tomaron muestras de sangre de más de 70.000 participantes de hasta 85 años y examinaron los cambios a corto plazo en las células sanguíneas. El número de glóbulos blancos de una persona puede indicar el nivel de inflamación (enfermedad) en su cuerpo, mientras que el volumen de glóbulos rojos puede indicar el riesgo de una persona de sufrir una enfermedad cardíaca o un accidente cerebrovascular, o un deterioro cognitivo como la pérdida de memoria.
Según este cálculo, teóricamente, independientemente de la salud o la genética, la resistencia al envejecimiento y a la muerte no puede ir más allá de los 150 años. Pero, ¿cuánto tardaremos en alcanzar esta última barrera? Si calculamos los avances médicos y lo mucho que se alarga la esperanza de vida de año en año, en unos 3 siglos podríamos vivir todos hasta los 150 años.
Por ahora, tenemos el Ikigai, el secreto japonés para llegar feliz a los 100 años…
