Lamentablemente sí. La risa es fundamental para llevar una vida larga y sana, pero en ocasiones puede resultar mortal. De ahí la expresión “morir de risa” que hace referencia a un fallecimiento provocado por un ataque prolongado de la misma.
La risa es una reacción biológica del ser humano con movimientos de boca y otras partes del rostro, demostrando alegría. Se expresa mediante un sonido característico en cada persona, siendo muy difícil tener una risa igual a la de otra persona
Aunque existen muchos estudios que avalan las bondades de reírse a pleno pulmón: la risa es capaz de aliviar el dolor -cuando nos reímos, el cerebro emite una orden que provoca la secreción de endorfinas (sustancias con propiedades similares a la morfina) que reducen el dolor-, favorece la digestión al contraer los músculos localizados en el abdomen, controla la ira, aumenta el ritmo cardíaco, reduce la presencia de glucosa en sangre, etcétera; sin embargo, lo cierto es que existen varios casos confirmando el triste hecho de que puede darse el hecho de llegar a morir como consecuencia de un ataque de risa:
- Lady Fitzherbert (1782): asistió a una ópera, donde se rió a consecuencia de un estrafalario vestido que llevaba un personaje de la obra. Desgraciadamente no pudo evitar el ataque de risa, obligándola a abandonar el teatro. Finalmente, falleció a los dos días siguientes en su casa como consecuencia de los estertores (respiración fatigosa, habitualmente ronca) que le provocó el ataque.
- Calcas o Calcante (filósofo griego del siglo XII a. C): cuenta la leyenda que estaba Calcas plantando una vid cuando un adivino le dijo en tono solemne: “no llegarás a beber las uvas que den estos viñedos”. Cuando llegó la hora de la vendimia, Calcas invitó al hechicero a beber un chato de vino y con la misma volvió a repetir la profecía. Fue entonces cuando a Calcas le entró un ataque de risa y falleció en el acto.
- Zeuxis (pintor griego del siglo V a. C): fue uno de los pintores más reconocidos de su tiempo, admirado por su peculiar estilo a la hora de idealizar figuras. Una anciana le encargó un cuadro de la hermosa afrodita usándola a ella como modelo. Cuando acabó de terminarlo miró el cuadro y le entró la risa, siendo entonces cuando la respiración le falló y se ahogó.
- Crisifo (griego del siglo III a. C): este pensador griego falleció tras un ataque de risa al ver a un burro comiendo higos.
- Ole Bentze, un otorrino de origen danés murió a finales de los noventa mientras veía la película Un pez llamado Wanda. Las carcajas que le producían las escenas del film hicieron que su corazón alcanzara por momentos los 500 latidos por minuto. Consecuencia: un ataque cardíaco.
La risa tiene el mismo efecto que meditar
Un estudio llevado a cabo por investigadores estadounidenses demostró que la risa estimula las ondas cerebrales de tipo alfa, que son las mismas que se producen cuando meditamos y cuando dormimos.
Alivia el dolor
Debido precisamente a que la risa provoca la liberación de endorfinas, realizar esta sana actividad puede ayudarnos a sentir menos dolor, como demostró una investigación de la Universidad de Oxford.
El humor mejora tu memoria
Un estudio reveló que nos cuesta mucho menos recordar información que nos parece graciosa, y que estos recuerdos se consolidan mejor en el cerebro incluso cuando ha pasado un largo periodo de tiempo. Los resultados refuerzan la idea de que lo mejor para aprender es, sin duda, divertirnos con la materia de estudio.
Las mujeres disfrutan más de la risa
Según cuenta Antonio Rial en su libro «Repensar el cerebro», los estudios de neuroimagen han demostrado que en ellas se activan con mayor intensidad las regiones del cerebro involucradas en el procesamiento del lenguaje y la memoria de trabajo cuando escuchan o leen algo divertido.
Es bueno para la circulación
Mientras que cuando vemos una película estresante nuestros vasos sanguíneos se contraen, el efecto es opuesto si el film en cuestión es una comedia: los vasos se dilatan y aumenta el flujo de sangre y oxígeno a todo nuestro organismo, según demostró un trabajo realizado por investigadores de la Universidad de Maryland.
Nos hace más felices
¿Quién fue antes, el huevo o la gallina? ¿Sonreímos porque estamos felices o estamos felices porque sonreímos? Sin ánimo de entrar en debates filosóficos, parece que la ciencia corrobora la segunda opción: el mero hecho de sonreír, aunque no hayamos visto o escuchado nada gracioso, rebaja nuestros niveles de estrés, miedo y ansiedad, nos hace más comunicativos y dispuestos a cooperar, reduce el riesgo de padecer depresión… en definitiva, supone un empujón grande en nuestro camino hacia la felicidad.
Reír alarga la vida
Siempre que no nos suceda nada de lo comentado en el punto anterior, parece que las personas propensas a la risa tienen un 40% menos de problemas cardiovasculares, según especialistas de la Sociedad Española de Neurología, lo que les permite vivir una media de cuatro años y medio más.