La maravillosa vista, el clima envidiable, la creatividad de sus artesanos y sus coloridos viveros convierten en Catarina en un destino obligatorio para el turista nacional y extranjero.
Es imposible no enamorarse del Mirador de Catarina. Desde allí se puede apreciar en todo su esplendor la laguna más grande de Nicaragua: la laguna de Apoyo, de origen volcánico y formada hace más de 20 mil años tras una gigantesca erupción.
Asimismo, se observa el imponente Mombacho, el lago Cocibolca y sus isletas y la colonial Granada. Una extraordinaria panorámica que maravilla hasta a los más exigentes.
El mirador es un sitio de reunión muy popular por las familias durante los fines de semana. Allí, además de disfrutar de la vista, se puede dar un paseo a caballo o comer en los restaurantes que ofrecen su servicio al público.
Catarina, ubicado a tan solo cinco kilómetros de Masaya, es uno de los municipios más pequeños del departamento con apenas 11.49 kilómetros cuadrados de extensión. Sus habitantes, descendientes de los dirianes, indígenas que se asentaron en tiempos precolombinos en la ladera oeste del extinto Volcán Apoyo, son un poco más de 20 mil.
Este municipio debe su nombre a su patrona Santa Catalina de Alejandría. Se desconoce la fecha y ley de la constitución de Catarina en municipio, pero sí hay registros de una ley legislativa sancionada por el presidente José María Moncada, confiriéndole al pueblo de Catarina el título de Villa en febrero de 1930.
La privilegiada belleza escénica enamora a más de 500 mil turistas al año.
En el pueblo se contabilizan más de un centenar de puestos de artesanías, unos sesenta viveros, más de cincuenta talleres de madera, cuarenta de textil vestuario y 15 talleres de bambú.
Poseedora de un clima agradable clima todo el año, esta zona es óptima para el cultivo de plantas ornamentales. En este acogedor y pintoresco pueblo abundan los jardines y viveros que ofrecen al público variadas especies de plantas.
Los viveros hacen de Catarina una “ciudad jardín”, por sus hojas y flores multicolores. Esta actividad económica se desarrolla usualmente familia. Son pequeños negocios heredados y que han aprovechado el auge del turismo que surgió a inicios de la década del 90.
La mayoría de las plantas que se ofrecen en Catarina son cultivadas por los lugareños, lo que permite mantener precios competitivos. En pequeñas parcelas de un cuarto o media manzana cultivan diversas variedades de plantas, en bancos o maceteras, aprovechando cada espacio de suelo.
