martes, noviembre 19, 2024

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La vida austera y el triste final de Ramón Valdés, el entrañable «Don Ramón» de «El Chavo del 8»

Cuenta la leyenda que el vestuarista tenía poco trabajo con Ramón Valdés: la remera desteñida por tantos lavados, los jeans gastados y las zapatillas viejas ya las traía el actor desde su casa. Todo puesto, claro. Era su ropa habitual. Pero había una prenda que el vestuarista debía tener ahí, preparada, junto a los zapatos de El Chavo, el delantal de Doña Florinda y el traje de marinero de Quico: el clásico gorrito añejo de Don Ramón. Y eso que al terminar cada jornada de grabación el actor se lo llevaba a su casa, también puesto. Si casi era suyo.

Pero cada mañana, camino al estudio, Valdés solía acercarse a los chicos que encontraba en la calle. «Nací niño y sigo siendo chavito: tengo el carácter de niño y los chavitos me entienden bien», había declarado el actor en varias ocasiones.

Es por eso que siempre se detenía a conversar con ellos. Les firmaba autógrafos, les hacía bromas. Y uno solía llevarse de regalo el gran premio: el gorrito de Don Ramón.

Minutos después el actor se encontraba con el vestuarista antes de salir a escena para grabar El Chavo del 8, y se disculpaba por haberse olvidado la prenda en su casa. Todos los días lo mismo. Pero no había reto posible. Con Monchito —como lo conocían desde su infancia— nadie podía enojarse.

Ocurre que Don Ramón no era uno más dentro de la bonita vecindad de El Chavo. Malhumorado y cascarrabias, pero noble, humilde y de gran corazón, el personaje le debía mucho más al propio Ramón Valdés que al ingenio creativo de Roberto Gómez Bolaños. Empezando por el nombre, siguiendo por su ropa y concluyendo en ciertos rasgos de su personalidad: uno y otro eran lo mismo.

«Con permisito, dijo Monchito», «¡Si serás, si serás!», y tantas otras frases más fueron improvisadas por el actor, sin haber estado incluidas originalmente en los libretos.

El mérito de Chespirito —no menor, por supuesto— fue haber notado un personaje en potencia en este hombre nacido el 2 de septiembre de 1923 en Ciudad de México, pero criado en una familia numerosa y de bajos de recursos de Ciudad Juárez.

Gómez Bolaños les contaba a sus amigos que Monchito era el único que lo hacía reír. Y destacaba, además, su capacidad para aprenderse los guiones, aunque luego sumara las frases y muletillas propias. El día que le propuso ser Don Ramón, Chespirito le dio una sola indicación: «Sé tú mismo».

Eso fue en 1971. Un año antes Gómez Bolaños lo había convocado para un programa llamado Los supergenios de la Mesa Cuadrada (era el Ingeniebrio Ramón Valdés). Significó su debut en la pantalla chica ya con 47 años, aunque para entonces Monchito había participado de ¡70 películas! En varias trabajó con Cantinflas, en muchas otras lo hizo con su célebre hermano Germán Tin Tan Valdés.

Pero esa trayectoria no había redundado en una estabilidad económica. Por el contrario, quien tuvo 10 hijos con tres parejas distintas debía trabajar en otros oficios (sí, al igual que Don Ramón) para mantener a su familia: en distintas épocas fue comerciante, fabricó muebles de madera y se desempeñó como chofer, entre otras ocupaciones. Y cuando de todos modos no llegaba a fin de mes, era su hermana Rosalía Valdés o el exitoso Tin Tan quienes lo ayudaban, prestándole dinero.

El notable suceso de El Chavo del 8 —y también de El Chapulín Colorado, donde tuvo la posibilidad de interpretar otros personajes— le permitió a Ramón olvidarse de las preocupaciones monetarias por casi una década, hasta que en 1979 decidió presentarle su renuncia a Gómez Bolaños.

No fue personal: a diferencia de otros actores, Valdés no tenía ningún inconveniente con Chespirito. Al igual que sucedía en la ficción, el problema era con Doña Florinda, la mamá de Quico.

A esa altura Florinda Meza, la mujer de Gómez Bolaños, ya se encargaba de la dirección artística del ciclo, generando cierto resquemor en el elenco. Ramón tampoco estaba de acuerdo: quería responder directamente al creador del programa, es decir, a quien había confiado en él. Pero la partida de Carlos Villagrán terminó por convencerlo: consideró injusto que fuera despedido por los celos que Quico, su personaje, le generaba a Chespirito.

Entonces un día Don Ramón se fue, sin más, haciendo a un lado la fama y el dinero. Con el gorrito puesto. Y la dignidad también.

Volvieron entonces lo tiempos de zozobra, de rachas buenas y no tanto. En dupla con Quico probó suerte en la tevé venezolana; no funcionó. Se incorporó a un circo que empezó a recorrer distintos países de América Latina, utilizando su clásica vestimenta.

Y siguió con la actuación, compartiendo escenas con un joven cantante en pleno ascenso: un tal Luis Miguel. ¡Y en un papel a lo Luisito Rey!

En 1987 Ramón volvió a la televisión azteca con el programa ¡Ah, qué Kiko! junto a Villagrán, quien no contaba con los derechos de Quico. A Valdés, en cambio, Chespirito nunca le impidió ser Don Ramón. No tenía por qué: sabía que ese personaje no le pertenecía. Pero esta nueva apuesta televisiva no resultó: ¡Ah, qué Kiko! permaneció al aire apenas unos meses.

Para entonces su salud ya estaba muy deteriorada. Todo se debía al cigarrillo. En los pasillos de los estudios de Televisa, donde se grababan los ciclos de Chespirito, nadie fumaba: la prohibición era taxativa. Menos para Monchito, claro, quien incluso solía despertarse a la madrugada con la única intención de encender un cigarrillo.

La primera consecuencia fue un cáncer de estómago. Lo operaron. Y los médicos le aconsejaron —le pidieron, le rogaron…— que abandonara ese mal hábito. ¿La respuesta? Ramón también fumaba en su habitación del hospital.

Pese a la cirugía el tumor se terminó expandiendo, afectando su columna vertebral. El pronóstico fue cruel: le quedaban seis meses de vida. Ramón Valdés murió el 8 de agosto de 1988 a los 64 años, en la misma ciudad que lo vio nacer y también consagrarse. Pero lo hizo casi cuatro años después de que los médicos le hubieran dado aquel pronóstico fatídico.

Su entierro congregó a una multitud. Asistió su gran amigo Carlos Villagrán, por supuesto. Pero también el Señor Barriga y el Profesor Jirafales (para los puristas, Édgar Vivar y Rubén Aguirre, respectivamente). Frente al cajón una mujer lloró sin consuelo durante dos horas; se llamaba Angelines Fernández, la conocían como la Bruja del 71.

En cambio, María Antonieta de las Nieves no pudo concurrir: se encontraba trabajando en Perú. Durante años lamentaría no haber acompañado a Ramón Valdés en sus últimos días, y en su adiós. Porque en la ficción, la Chilindrina hubiera despedido a su padre; en la vida real, María Antonieta casi que haría lo mismo…

A nadie le extrañó que Florinda Meza no se acercara a dar el pésame. Su cuñado, Horacio Gómez Bolaños (Godinez en la ficción), sí lo hizo. Y Roberto Gómez Bolaños también podría haber asistido… Tiempo después el propio Chespirito reconoció como un gran error no haber ofrecido sus respetos a quien hizo por él lo máximo que uno puede hacer por el otro: provocarle una sonrisa.

Ramón Valdés, mejor conocido como “Don Ramón” tras su participación en el programa cómico El Chavo del 8, se consagró como uno de los comediantes más aclamados de la época, junto con su hermano Germán “Tin Tan” Valdés, apodado como “El Pachuco de Oro”. Hace 33 años, en 1988, “Don Ramón” murió a causa de cáncer de estómago, provocado por su adicción al cigarrillo.

Ramón Esteban Gómez Valdés y Castillo (Ciudad de México, 2 de septiembre de 1923-Ciudad de México, 9 de agosto de 1988) fue un actor, comediante, compositor y emprendedor mexicano. Es recordado por haber interpretado al personaje de «Don Ramón» en el sitcom El Chavo del 8 (1973). Se le ha reconocido como uno de los mejores comediantes mexicanos.1

Nacido en Ciudad de México, fue criado en una familia humilde y numerosa que más tarde se mudaría a Ciudad Juárez cuando tenía dos años de edad. Hizo su debut como actor en 1949 con un pequeño papel en la película Calabacitas tiernas, filme en el cual apareció junto a su hermano mayor, el actor Germán Valdés mejor conocido como «Tin Tan» y quien fuese el que lo introdujera al mundo de la actuación.

Con papeles como extra o roles secundarios, continuó haciendo apariciones en varias películas. Ramón y Germán tuvieron otros dos hermanos también actores, siendo estos; Manuel mejor conocido como «El Loco Valdés» y Antonio mejor conocido como «El Ratón Valdés».

Valdés actuó en más de 50 películas, al lado de su hermano Tin Tan (la mayoría de veces), Pedro Infante y Cantinflas, entre otros. Los años cuarenta y cincuenta representaron la Época de Oro del Cine Mexicano, un período de esplendor en el cine de ese país que, sin embargo, no benefició mucho a Valdés. Además de sus incursiones en el cine, también se ganaba la vida con oficios simples.

En 1968 conoció a Roberto Gómez Bolaños, con quien comenzó a trabajar en varios programas como Los supergenios de la mesa cuadrada (1968), Chespirito (1970) y El Chapulín Colorado (1973) con varios papeles. Fue en la producción El Chavo del 8 (1971) donde Valdés ganaría fama internacional, pero la dejaría en 1979 para más tarde hacer un breve regreso en 1981, siendo este su último año trabajando en el proyecto.

En 1982 Valdés protagonizó junto a Carlos Villagrán en el programa venezolano Federrico y en 1987 en ¡Ah qué Kiko!, programas que no tuvieron el éxito que se esperaba ni se asemejaron a las anteriores producciones para las cuales había trabajado.

La carrera de Valdés comenzó con su aparición en la película Calabacitas tiernas, cinta que marcó su debut como actor a finales de 1940. En 1949 Ramón actuó en la película Soy charro de levita, Novia a la medida y El rey del barrio, esta última ocupa el lugar 18 dentro de la lista de las 100 mejores películas del cine mexicano, según la opinión de 25 críticos y especialistas del cine en México, publicada por la revista Somos en julio de 1994.

A inicios de la década de 1950 siguió actuando al lado de su hermano Tin Tan en La marca del Zorrillo y Simbad el mareado. En 1951 participaría en tres películas realizando cameos y en algunas partes colaborando el guion junto a personajes secundarios.

En 1952 junto a su hermano mayor y el director mexicano Gilberto Martínez Solares, grabarían y sería parte de la película Las locuras de Tin Tán, que recibió una recepción de Emilio García Riera en Historia documental del cine mexicano: 1951-1952 criticando el guion de la película, diciendo que Germán Valdés «pagó cara la sustitución de su buen argumentista habitual Juan García por un «humorista» tan calamitoso como lo era [Carlos] León», poniendo como ejemplos chistes como el personaje de Valdés diciendo «siempre he de andar en líos de faldas» mientras estaba en la falda de un volcán.

En 1953 actuaría en tres películas tomando un papel protagonista en la película Dios los cría.6​ Al año siguiente actuó en la película Mulata junto a Ninón Sevilla y Pedro Armendáriz. En 1955 sería parte del elenco de apoyo para las películas Escuela de vagabundos y La vida no vale nada, protagonizadas por Pedro Infante y siendo las primeras cintas en las que no actuaría al lado de su hermano mayor Tín Tan y al director Martínez Solares.

En 1956 Valdés seguiría actuando como personaje secundario en la película Una movida chueca dirigida por Rogelio A. González, ese mismo año volvería a rodar cuatro películas junto a su hermano mayor, Germán. Además tendría un papel extra en la película El inocente donde actuaría junto a Pedro Infante y Silvia Pinal.7​ En 1957 participaría junto a Germán Valdés en Las aventuras de Pito Pérez, la primera cinta junto a su hermano sin la dirección de Martínez Solares.

En el siguiente año actuaría junto a la rumbera cubana María Antonieta Pons en las películas Las mil y una noches y La odalisca No. 13, esta última junto al dúo Viruta y Capulina. A mediados de ese año el guionista y actor Roberto Gómez Bolaños lo llamo para ser parte del elenco de su película Tres lecciones de amor , siendo este su primer contacto con Chespirito.

A inicios de la década de 1960 junto a Luz María Aguilar en la película Vivir del cuento, película que según los críticos no pertenece a la época clásica del cómico y aunque el guion es bueno y se presta para explotar el personaje típico al que Tin Tan (Germán Valdés) tiene acostumbrado a su público, el ritmo es lento y poco espontáneo. Ramón Valdés aparece de manera incidental en un rol bastante menor, al igual que Marcelo y el ojón Jasso.

Ese mismo año actuó junto a la cantante Martha Roth en la película Variedades de medianoche, también Valdés participó en la película Tin Tan y las modelos como papel extra y El fantasma de la opereta como policía. En 1961 participaría en seis películas destacando en El duende y yo junto a su hermano Germán y María Esquivel.

En 1962 actuaría en siete películas siendo personaje primario en dos, además en ellas compartiría el reparto con Eulalio González, María Elena Velasco y volvería a actuar junto a Pedro Armendáriz en Los valientes no mueren y Viruta y Capulina en la película ¡En peligro de muerte! dirigida por Roberto Gómez Bolaños.

Al año siguiente tomará un papel protagónico en la película bíblica El tesoro del rey Salomón al lado de Germán Valdés, Fanny Kaufman «Vitola» y Ana Bertha Lepe. Participaría en dos películas más y tendría un papel secundario en la película Entrega inmediata junto a Cantinflas.

En 1964 estuvo en cinco películas dándole efectividad a sus personajes. Al año siguiente participó en nueve películas siendo de talla protagónica en la película El pecador, en la cual compartió créditos junto a Joaquín Cordero, Marga López, Arturo de Córdova y Pina Pellicer, actriz que falleció antes del lanzamiento. Ese año volvería a compartir roles junto a Cantinflas en la película El señor doctor.

En 1966 actuaría en tres películas, mostrando más protagonismo en la película El falso heredero, en la cual compartió créditos junto a José Jiménez Fernández, Cesáreo Quezadas Cubillas, Miguel Ángel Álvarez y Sara García.

A mitad de 1967 grabó la película Corona de lágrimas, protagonizada por Marga López y Enrique Lizalde. Al año siguiente grabaría dos películas siendo protagonista en El aviso inoportuno, además de que en cada segmento de la película donde encuentran un empleo son acompañados de alguna personalidad del cine y TV de la época.

Además filmó ese año la cinta El cuerpazo del delito donde actuaría junto a Roberto Gómez Bolaños en el Segundo Episodio: «La Rebelde»; sin embargo su estreno se llevó a cabo el 9 de julio de 1970. Ramón Valdés y Chespirito, se conocieron e hicieron amistad durante la filmación de esta película.

El guionista y actor Roberto Gómez Bolaños Chespirito, que había trabajado con Viruta y Capulina, se encontraba armando el elenco de un nuevo programa de televisión. Como era admirador de Valdés, le llamó para que se integrara al elenco. Así, en 1968 empieza a trabajar en la serie Los supergenios de la Mesa Cuadrada, junto con Rubén Aguirre y María Antonieta de las Nieves. En 1972 ese programa se transformó en Chespirito, que duró hasta 1973 en su primera versión emitida.

En 1971, Valdés, que había entablado amistad con «Chespirito», pasó a formar parte de la comedia El Chavo del Ocho, dirigida por Enrique Segoviano, donde encarnó el papel de Don Ramón, un habitante de la vecindad caracterizado por su holgazanería y exagerada vagancia; pero en especial por su eterna confrontación con el señor Barriga y doña Florinda, aunque en el fondo era un personaje de gran corazón y ternura.

Gómez Bolaños le ofreció el personaje pensando que era el actor ideal para darle vida, ya que su idea era que Valdés actuara como acostumbraba a ser en su vida cotidiana o como le especificó Gómez Bolaños «sé tú mismo», con lo que su popularidad se consolidó y creció a dimensiones que nunca consiguió en otros proyectos.

En 1972 comenzó El Chapulín Colorado, una comedia también dirigida por Gómez Bolaños. En ella realizó las interpretaciones de «Súper Sam», el «Rasca Buches», «Pirata Alma Negra», «Tripa Seca» y el «Peterete» (en este último, haciendo comparsa con el «Chómpiras»). Así, con los programas en los que participó bajo la dirección de Roberto Gómez Bolaños, Valdés experimentaba lo que nunca antes había sentido: el reconocimiento y protagonismo que nunca tuvo junto a su hermano «Tin Tan».

Su salida del programa El Chavo del 8

A pesar de la fama y el reconocimiento, en 1979 renunció a los dos programas de Chespirito. Algunos rumores indican que esto fue producto de desacuerdos surgidos debido al salario, mientras otros afirman que las diferencias personales entre sus compañeros de trabajo se hacían cada vez más fuertes y finalmente conllevaron a una separación definitiva.

En una entrevista, Esteban Valdés, hijo del actor, declaró que la salida de su padre se debió a que Florinda Meza ― pareja de Gómez Bolaños ― quería tener el control absoluto sobre el programa. Esta situación habría causado incomodidad a Valdés, que prefería recibir órdenes únicamente de Gómez Bolaños, a quien le debía su fama mundial.

​Su dimisión siguió a la de Carlos Villagrán, ocurrida a fines de 1978. Valdés solo llegó a filmar 12 episodios del Chavo del Ocho y 10 del Chapulín Colorado en la temporada de 1979 (alrededor de tres meses), para luego dedicarse a otros proyectos personales.

Dos años después, en 1981, Valdés regresó al programa Chespirito, donde trabajó nuevamente con Gómez Bolaños durante un año. En esta nueva oportunidad, Valdés volvería a interpretar a Don Ramón en El Chavo, así como a otros antiguos y nuevos personajes de diversos sketches del programa, excepto al del «Peterete», ya que en ese entonces el compañero del Chómpiras en «Los Caquitos» era el «Botija» (desde 1980), interpretado por Édgar Vivar. En este caso, Valdés tomo otro rol, el del «Licenciado Morales» aunque solo apareció en un solo sketch del segmento. Permanecería desde marzo hasta noviembre de 1981.

En 1982, alejado definitivamente de Chespirito, acompañó a Villagrán en su proyecto propio en Venezuela. La comedia Federrico se realizaría allí, producida y transmitida por RCTV. Valdés actuaría como «Don Moncho». Debido a la baja audiencia, solo participó en la primera temporada del programa, y retornó a México.

En 1987 regresó a la televisión mexicana con su excompañero de programa Carlos Villagrán en ¡Ah, qué Kiko!, retomando su personaje de Don Ramón. Aunque a diferencia de su papel en El Chavo, en ¡Ah qué Kiko!, Don Ramón era el administrador de una tienda de abarrotes y Kiko, su ayudante. Su salud deteriorada no le permitía seguir actuando, así que dejó el programa.

Valdés tenía una adicción fuerte al tabaco y solía fumar incluso durante la filmación de los diferentes programas de Chespirito, lo que le causó cáncer de estómago, que le fue detectado a inicios de los años 80. Se dice que Emilio Azcárraga Milmo, presidente de Televisa, había prohibido a todo el personal fumar dentro de las instalaciones pero se lo permitió a Valdés debido a su estrecha amistad.

Alrededor de 1985, fue sometido a una cirugía del estómago para reducirlo a la tercera parte; sin embargo ya era demasiado tarde: el cáncer había hecho metástasis en su médula espinal. Por ese motivo, médicamente fue desahuciado y recibió solo ciertos cuidados paliativos en los siguientes tres años de su vida.

Aún con el peso de la enfermedad, siguió haciendo giras con su circo, entreteniendo a los niños, quienes sentían apego por él. Perú sería el último país que visitaría fuera de México, pues allí sentiría el empeoramiento de su enfermedad, lo que lo obligaría a retornar. Su tarea con su circo y el programa de comedia «¡Ah qué Kiko!» quedaría inconclusa debido a ese mal. Todo esto ocurrió entre 1987 y principios de 1988.

Su agonía se sentía entre sus más allegados, entre ellos sus compañeros de las series de Chespirito como Angelines Fernández, María Antonieta de las Nieves, Carlos Villagrán, Rubén Aguirre y Edgar Vivar.

Después de dos semanas de quedar sedado para evitar el dolor, fallece en el Hospital Santa Elena de la Ciudad de México el 9 de agosto de 1988 a los 64 años de edad, a causa de un cáncer de pulmón que se expandió luego, haciendo metástasis en la columna vertebral.

Su funeral fue igualmente modesto pero recordado, de modo que algunos de sus compañeros se apresuraron en terminar sus giras para poder acompañar a la familia en las exequias correspondientes. Asimismo algunos de los actores que compartieron escenario con él dieron el pésame a la familia respetuosamente, puesto que fue una persona querida por su personalidad tanto dentro como fuera de las cámaras.

Entre quienes dieron el pésame fueron algunos de sus compañeros como; Carlos Villagrán, Édgar Vivar, Rubén Aguirre, Horacio Gómez y Angelines Fernández. María Antonieta de las Nieves quien no asistió, fue una de las más afectadas y lamentó mucho no haber estado con él en sus últimos momentos de vida, ya que se encontraba con su circo en el Perú.

A pesar de todo, Chespirito no asistió al responso funerario, cosa que, según él, le pesó mucho; pues se encontraba en ese momento fuera de México, según lo cuenta en una entrevista Carmen Ochoa de García, quien fuera la jefa de producción de los programas de Chespirito.

El velatorio de Valdés se llevó a cabo en la funeraria Gayosso de Sullivan y fue sepultado en el cementerio los Mausoleos del Ángel, Ciudad de México.

En 2019, su hijo Esteban Valdés lanzó un tráiler en la plataforma de vídeos YouTube anunciando el nacimiento de «Con permisito dijo Monchito» un documental/canal dentro del sitio web donde compartiría anécdotas e historias de su padre, así como entrevistas con familiares, personas que lo conocieron y compañeros de trabajo.9​

En 2021 el libro Con permisito dijo Monchito, fue publicado por su hijo, el cual habla sobre su vida y carrera.

La primera esposa de Ramón Valdés fue Ermelinda Andrade, con quien tuvo dos hijos, Rafael y Ramón. Se desconocen detalles de la relación, así que queda como incógnita su origen y por qué decidieron separarse.

Su segunda esposa de Ramón Valdés y de quién fue el gran amor de su vida es Aracely Julián, quien era cantante y formaba parte del trío “Las Hermanas Julián”. Participó, además, en las películas “La última noche” (1948), “Negra consentida” (1949) y “Música de siempre” (1958).

Contrajeron matrimonio el año 1956, cuando Ramón Valdez tenía 33 años y diez participaciones en películas. De esta unión nacieron Aracely, Gabriela, Esteban, Carmen y Selene, con los que compartía muchos momentos, en especial cuando regresaba de sus giras con el elenco de “El Chavo del 8”.

Su tercer matrimonio de Ramón Valdés fue con Claudia Akel y producto de esa relación tuvo tres hijos: Jorge, Diana y Miguel. Sin embargo, al igual que en su primer matrimonio, no se conocen detalles de la relación

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