La vida de la mexicana Julia Pastrana es una historia de dolor, discriminación y muestra de la crueldad humana. Muy joven fue llevada a Estados Unidos y Europa donde la exhibieron en circos anunciada como “la mujer más fea del mundo”, “la mujer mono”, “la mujer oso” o “el hibrido maravilloso, producto de los amores pecaminosos entre un hombre y una hembra de orangután”, pero ahora distintas organizaciones buscan en su natal Sinaloa que se le reconozca como una artista.
“Bailaba y cantaba en distintos idiomas, era mezzosoprano. Es justo que se le reconozca como una digna representante del género femenino que padeció la discriminación y que no sólo sea recordada como un fenómeno, como la mujer mas fea del mundo”, señaló a Infobae Ricardo Mimiaga, historiador que fue uno de los más activos en hacer visible la existencia de esta mexicana y en promover que sus restos fueran devueltos el país a más de 150 años de su muerte.
En Nueva York, la artista gráfica Laura Anderson desarrolló un performance inspirado en la vida de Pastrana que se presentó en 2003. En Sinaloa, México, ya se presentaron dos obras de teatro basadas en su vida. Mientras que dos escritores, una de ellos de nacionalidad argentina, preparan libros por separado sobre este personaje.
Un equipo de la televisión noruega viajó el mes pasado a México para filmar un documental sobre su vida. Aunque el tiempo pase, esta peculiar mujer no deja de llamar la atención.
“Aquí no la conocía nadie. Yo me enteré de ella por un libro de seres extraordinarios, de fenómenos editado en España. Me llamó la atención porque decían que era de Sinaloa. Me puse a buscar y leyendo las memorias del padre de Octavio Paz (Premio Nobel de Literatura en 1990) había una señora muy parecida a ella, por los años de que se va y cómo se dio la compra de ella que estaba en la casa de un ex gobernador de Sinaloa me di cuenta que sí se tenían referencias de ella acá en México”, agregó.
Recuerda que expuso el tema de Pastrana en un congreso de historia y despertó un gran revuelo, incluso hubo quien lo acusó de haber inventado al personaje, pero gracias a las referencias europeas y a la repatriación de sus restos, en 2013, logró demostrar que había existido.
Una vida de esclavitud
La mujer de apenas 1,37 metros de estatura vivió hasta los 4 años en una cueva, padecía hipertricosis lanuginosa, una enfermedad hereditaria que se caracteriza por la aparición de vello largo y grueso en todo el cuerpo y de la cual se han documentado apenas unos 50 casos en todo el mundo desde la Edad Media. También presentaba malformaciones en la mandíbula, lo que llamaba aún más la atención.
Nacida aproximadamente en 1834 -aunque no se tiene la certeza pues nunca apareció su acta de nacimiento-, a mediados del siglo XIX llamó la atención del administrador de la Aduana del puerto de Mazatlán, quien vendió un terreno para comprársela a Pedro Sánchez, gobernador de Sinaloa entre 1836 y 1837, que empleaba en su casa a Julia como trabajadora doméstica.
De acuerdo con la historia recabada por Mimiaga, con su compra el funcionario pensaba enriquecerse exhibiéndola en circos y ferias de Estados Unidos, pero al no hablar inglés, contrató a un intermediario llamado Theodore Lent, quien le robó la idea y se adueño de la mujer. Para poder viajar por todo Estados Unidos sin que nadie le recriminara por tenerla en calidad de esclava, se casó con ella.
Con éxito, Lent la exhibió por todo Estados Unidos y Canadá, pero también en su casa donde vendía boletos para que la gente la pudiera ver mientras comía o cenaba.
Posteriormente, la pareja viajó a Europa, donde nuevamente fue exhibida como la “mujer más fea del mundo” en Alemania, Austria, Polonia y Reino Unido, pero al mismo tiempo despertó el interés de científicos.
“Charles Darwin la presentó y en los periódicos de la época debe de haber fotografías del evento”, expresó Mimiaga.
Darwin la describió en su libro The variations of animals and plants under domestication, como: “Una mujer de muy finos modales con una densa barba masculina y una frente peluda”.
Las exhibiciones en Europa terminan en 1859 cuando Pastrana se embaraza de Lent. En marzo de 1860 dio a luz en Moscú a un niño que hereda sus características y muere a los pocos días después de un parto complicado que también acaba con la vida de la madre.
Su esposo vende los cadáveres a un médico de la Universidad de Moscú, pero después de disecados los reclama a través de canales diplomáticos para seguirlos exhibiendo.
La segunda esposa de Lent continuó con el negocio una vez que él murió, los cuerpos fueron pasando por distintos dueños hasta que fueron comprados por el noruego Haakon Jaeger Lund. Lo heredó su hijo, quien siguió con el negocio hasta 1973, cuando una ley local prohibió la exhibición de cuerpos humanos.
Los restos de Julia y su hijo permanecieron en una bodega hasta 1976, cuando desaparecieron luego de un robo. El cuerpo del bebé fue devorado por ratones en un terreno abandonado.
El cuerpo de Julia, ya sin un brazo, quedó guardado en el Instituto de Medicina Forense de Oslo. Después pasó al Departamento de Anatomía de la Universidad de Oslo.
Finalmente, en 2013, a 153 años de su muerte, su cuerpo fue enviado a México, donde finalmente fue sepultado.
El regreso de Julia
Ya en los años sesenta, el director, guionista y actor italiano Marco Ferri, llevó a la pantalla La Donna Scimmia, inspirado en la historia de Julia Pastrana.
Pero a raíz de su regreso a México, Mimiaga señaló que se ha desarrollado un movimiento para reivindicarla a través del arte. “Para tratar de desmitificarla como monstruo, tratar de quitarle ese estigma”.
Además de los tres libros en proceso, el año pasado el dramaturgo mexicano David Olguín recreó en La Belleza la vida de Pastrana. Mientras que en su natal Sinaloa se exhibe La repatriación de Julia Pastrana, que también recoge pasajes de su historia.